Dámaso Alonso. Insomnio.

Este poema expresa la angustia existencial del ser humano como la siente el poeta en el contexto de la inmediata postguerra española. Inaugura lo que se dio en llamar “poesía desarraigada” y en él encontramos todas las características novedosas del libro: empleo del versículo, lenguaje coloquial y cotidiano y un vocabulario que insiste en lo desolador y lo amargo de la existencia a través de varios campos semánticos. Vemos también distintos paralelismos y repeticiones que le dan al poema un ritmo obsesivo que termina con el enfrentamiento directo con Dios en el último verso.

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?


Dámaso Alonso. Hijos de la ira. 1944

Autor del audio: El propio autor del poema

Audio procedente de Cecilia

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