Anónimo. Romance del enamorado y la muerte

Este curioso romance, desconocido en todas las colecciones, menos del Romancerillo de Milá, se conserva en la tradición del noroeste de España (Asturias, León, Zamora), en Cataluña y entre los judíos españoles de Grecia. Procede de un romance de Juan del Encina que comienza: Yo me estaba reposando, durmiendo como solía, muy divulgado en el siglo XVI. Es una de tantas elegías amorosas. La tradición reelaboró el tema convirtiéndolo en un singular esbozo dramático de amor y muerte.”

Un sueño soñaba anoche  
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,  
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,  
muy más que la nieve fría.
“¿Por dónde has entrado, amor? 
 ¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas, 
 ventanas y celosías”.
“No soy el amor, amante:  
la Muerte que Dios te envía”.
“¡Ay, Muerte tan rigurosa,  
déjame vivir un día!”
“Un día no puede ser,  
una hora tienes de vida”.
Muy deprisa se calzaba,  
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle, 
 en donde su amor vivía.
“¡Ábreme la puerta, blanca, 
 ábreme la puerta, niña! “.
“¿Cómo te podré yo abrir  
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio,  
mi madre no está dormida”.
“Si no me abres esta noche,  
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,  
junto a ti vida sería”.
“Vete bajo la ventana  
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda  
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare,  
mis trenzas añadiría”.
La fina seda se rompe;  
la Muerte que allí venía:
“Vamos, el enamorado,  
que la hora ya está cumplida”.

Autor del audio: Víctor Villoria

Música procedente de Jamendo, Torley on piano

Suscríbete a nuestra lista de distribución
¡DIFUNDE LITERATURA!

Suscríbete a nuestra lista de distribución

¡DIFUNDE LITERATURA!

Vamos a lograr que la LITERATURA vuelva a ser importante en el aula. 

Vas a recibir un correo y TENDRÁS QUE CONFIRMAR TU SUSCRIPCIÓN.